lunes, 3 de octubre de 2016

Perdida

Perdida.
Sin saber que rumbo tomar,
sin saber que hacer con mi vida,
sin saber que hago en este mundo.
Insegura y perdida.
Sin esos labios que me besen;
sin esas caricias,
suaves y delicadas,
que hagan que sienta que,
a pesar de todo,
todo está bien,
incluso yo.
Me falta algo,
una razón de vida por ejemplo.
Me da miedo huir,
dicen que es de cobardes,
pero,
¿y si en este caso es la cosa más valiente de mi mundo?
Huir.
Huir, pero para encontrar respuesta.
Para encontrar personas,
personas que den ese sentido que anhelo a mi vida.
Aquel que me haga sentir que sirvo,
que no estoy en este mundo de paso,
que puedo hacer que algo cambie.
Ojalá,
ojalá encontrar a esas personas.
Ojalá romper todos los lazos que cortan mis alas,
romper esas cadenas que no me dejan avanzar,
que no me dejan ser y hacer feliz.
Y quedarme solo con aquellos que cosan mis heridas,
con aquellos que limpian siempre mis lágrimas,
solo quedarme con aquellos que suman y multiplican todo lo bueno.
Solo quiero encontrar mi camino.
Pero,
aún sigo perdida.