jueves, 26 de febrero de 2015

Déjame.

No entiendo ni el por qué ni como ni qué estás haciendo, pero no dejes de hacerlo, me encanta.
Cuando me rozas noto como mi corazón se acelera...y no, no puedo evitar ponerme nerviosa.
Quiero que un día me preguntes que tal me ha ido el día, simplemente que te intereses por mi... Así soy yo de imbécil que creo que eso es posible que ocurra.
Y explícame ¿por qué te quiero si eres borde conmigo? Te odio...pero para mi desgracia me gustas, a la vez.
Suerte la tuya, que puedes hacer lo que quieras conmigo pues bien sabes que siempre estaré ahí para lo que necesites. Sí, siempre, hasta que me canse; pero, ¿cómo me voy a cansar de ti?
Ya nada es como antes, cada vez te noto más y más distante. Y tú...y tú y tus amiguitas...con ellas algo tienes, bien lo sé. Pero si nada quieres conmigo dejame en paz de una vez. No me hables, no me mires, no me roces, ni te acerques a mi.
Olvidarme de una mísera vez de ti, eso es lo que debería hacer; pero, ¿cómo lo hago si cada vez que estoy a punto de hacerlo vuelves y haces algo que desfigura mis planes por completo?
Sino me quieres, déjame ya, por favor.

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